Situado
en el golfo de Valencia, el Puerto del Grao se halla junto a la desembocadura
del rio Turia en una playa de finísima arena. Este hecho fue el constante
rompecabezas de sus gestores para conservar la profundidad necesaria para el
fondeo de los barcos.
En
1611 según el licenciado Gaspar de escolano, el muelle de madera se conservaba
con mucho esfuerzo y coste debido a un gusano llamado “broma” que se comía la
madera. En vista del mal resultado del muelle de madera, Tomás Guelda presentó
un proyecto de espigones construidos en piedra. Este proyecto se financió con
un impuesto especial de cuatro maravedíes por libra de mercadería y llegaron a
construirse 210 palmos de estacada y 300 de argamasa, pero estas obras no
resistieron los temporales mediterráneos.
Nada
se hizo por el Puerto hasta 1792 en el cual se restableció el impuesto, esta
vez por un real sobre cada libra de seda
vendida en Valencia y se continuaron las obras. Estas siguieron por el mal
camino y en 1796 se abandonaron las obras.
Continuaron
los intentos por establecer unos muelles firmes, pero el Mediterráneo y las
finas arenas siempre daban al traste con los intentos, hasta que en 1833 por
Real Orden, simplemente se dieron por vencidos, anulando cualquier trabajo de
consolidación.
En
1851 el ingeniero D. Juan Subercase Krets redactó un proyecto para el
Puerto que fue aprobado en 1852. Las primeras subastas quedaron desiertas
debido al poco margen de beneficio que dejaba la licitación y en Junio de 1858
se modificó para hacerlo más “atractivo” a los empresarios. En Octubre de 1858
ya estaban disponibles los nuevos pliegos y en noviembre de 1859 en pública
subasta quedaron adjudicadas a la Sociedad de Crédito Valenciano. D. Juan Subercase Krets
no vio realizado su proyecto ya que falleció el 25 de marzo de
1856.
En
esta subasta la Sociedad de Crédito Valenciano le gano la partida al
omnipresente D. José Campo el cual también se presentaba a la licitación, con
un sobrecoste sobre la oferta de SVC lo que hizo que la perdiera.
D. Juan Subercase Krets |
La Sociedad
de Crédito Valenciano quedo constituida por Real Decreto de 6 de Junio de 1858
siendo promovida por D. Gaspar Dotrés Gelabert y otros comerciantes del
ramo de la seda, miembros todos de la alta burguesía valenciana, con la
intención de potenciar las obras públicas que dieran salida a sus productos. D.
Gaspar Dotrés había perdido la partida con D. José de Campo hacia unos años
cuando redactó el proyecto del ferrocarril de Valencia a Murviedro, el cual no
se llego a realizar, a favor de la solución de D. José de Campo, formalizada en
la compañía Almansa – Valencia – Tarragona.
No
es objeto del presente estudio la construcción del Puerto del Grao, ya que ello
implicaría un trabajo más extenso que el expuesto, sin embargo, fue necesario
acopiarse de piedra para su materialización, y es ahí donde se proyectó, instaló
y explotó una línea de ferrocarril desde el Puerto hasta las canteras del Puig,
más concretamente un montecillo de rodeno denominado “coves” por los habitantes
locales y Montaña la Pedrera por las instituciones.
Con
las obras concedidas, la Sociedad de Crédito Valenciano contrato a D. Augusto Debergué
como ingeniero jefe de las obras y del ferrocarril, trasladándose desde
Barcelona en diciembre de 1859 para hacerse cargo de su puesto. En ese mismo mes una comisión de la compañía
enviada a Londres para negociar la compra de materiales para el proyecto, daba
por concluida su misión satisfactoriamente y retornaba a Valencia, el trato
incluía la llegada de los materiales sobre Marzo o abril de 1860.
A mediados
de enero de 1860 se terminan los estudios del ferrocarril, deseosa como estaba
la compañía de iniciar los trámites de expropiación y la explanación de la vía,
surgen problemas con el acceso a las instalaciones del Puerto. Los interesas de
la Comandancia de Marina chocan con la ubicación de la vía de las canteras del
Puig en el interior del Puerto.
Aun
así las obras continúan sin perder tiempo y en febrero de 1860 llegan al Grao
las primeras remesas de madera para las traviesas, quedando solucionado el
problema con la Comandancia de Marina por Real Orden que da carácter de
prioritario al ferrocarril de las canteras sobre cualquier otro.
Esta
Real Orden y la solución, momentánea, de los problemas con la Comandancia de
Marina, dan el pistoletazo inicial al trazado del ferrocarril de las canteras
del Puig, dando comienzo en febrero de 1860 la expropiación y explanación.
Se
nos hace curioso comprender como podían expropiar y explanar a la vez, sin
embargo tenga en cuenta el lector que para comprender una situación histórica
debemos situarnos en la época que tratamos, debemos pensar con el razonamiento
de la época, siendo la época que nos ocupa la de mayor expansión del comercio y
las infraestructuras, por lo que la propiedad privada, en aquella época, no
estaba tan valorada como en la actual.
En
tan solo el mes de febrero de 1860, 300 operarios explanan 5 kilómetros de
traza, semejante rapidez es debida a la llanura que comprende el Grao de
Valencia y el recorrido paralelo a la costa. No olvide el lector que todas las
tareas se ejecutaban a mano.
En
Marzo llegan al Puerto tres buques cargueros con los raíles para el
ferrocarril, que había contratado la delegación en Londres y se inician los
trabajos en las canteras con la intención de proporcionar piedra lo antes
posible. La montaña de la pedrera del Puig, era el último reducto hacia el este
de la sierra de Espadán y su roca era arenisca silícea compacta con algo de
mica y de color rojo, más conocido popularmente como rodeno. Se comenzó con la limpieza
y desbroce de la montaña, y una vez comenzada la explotación, las laminas de
mica que aparecían, hacían que se produjera mucho material de desecho o ripio,
que era preciso limpiar para continuar la explotación.
Locomotora Sharp Stewart 020T del
ferrocarril de las canteras de Burriana, se puede observar empujando por cola una
composición, mas adelante sabremos porque.
En Abril
de 1860 la mitad de la traza ya se encuentra explanada y en ese mismo mes, son
entregadas al representante de la compañía en Londres tres locomotoras a vapor
020T de la firma Sharp Stewart números de fábrica 1193, 1194 y 1195, eso sí, a
piezas, las cuales serán montadas definitivamente para el servicio en los
talleres de la compañía en el Grao. Estas locomotoras no poseerán nunca
numeración en la compañía, sin embargo se les designa nombre, siendo estos,
Virgen del Puig, Crédito Valenciano y Puerto del Grao, siendo de cilindros
interiores de 14 pulgadas de diámetro y 20 de recorrido. La alimentación era
por inyectores Giffard y la suspensión es sobre róndelas (arandelas) de goma en
vez de muelles de acero.
Carril Barlow |
Llegado
el mes de mayo de 1860, toda la explanación de la vía esta completada y los
raíles ya están instalados hasta la acequia de Vera en el actual límite entre
Valencia y Alboraya. A principios de junio se completa el puente sobre el
barranco del Carraixet, única obra que podríamos tratar de importante en toda
la traza. El puente constaba de vigas Barlow sostenidas sobre 13 caballetes.
Ver figura de la izquierda.
Mientras
tanto desde principios de 1860 se estaban construyendo en los talleres de la
compañía los vagones que harían de material remolcado. Los vagones se
construyeron de dos clases, ordinarios y de volquete, los ordinarios constituían
125 unidades, montados en los talleres de la compañía, constando de un bastidor
de madera fuerte revestido de carriles de pequeña sección para un mejor
resbalamiento de la carga. Por un lado estaban abiertos para facilitar la
descarga por tipping y por el otro
enrasado para poder engancharlos mejor, por eso las placas no daban la vuelta
completa y eran vagonetas de un solo sentido de marcha. Ver figura 1.
Figura 1. Vagonetas ordinarias desde pie de cantera a giratorias para piedra
gruesa
Los
vagones de volquete eran unos 25 de diferentes sistemas, siendo el más
extendido el de volquete giratorio, montado en un bastidor igual que el
ordinario, pero que podía rotar para volcado frontal como lateral. Figura 2.
Figura 2. Vagonetas de volquete desde pie
de cantera a giratorias para piedra gruesa.
Existían
también un número indeterminado de vagonetas, no muy extenso, para la limpia de
la cantera, las cuales eran exclusivamente usadas en la limpieza de los
cargaderos, ver figura 3.
Figura 3. Vagoneta de descarga giratoria (Lateral
y frontal) para ripios y piedra menuda. Utilizada en la limpieza de la cantera.
También
se autoconstruyeron tres furgones, uno por cada locomotora, los cuales
disponían de un departamento para el jefe de tren y el resto iba destinado a almacenar carbón,
el cual se pasaba a la locomotora cuando el servicio diera un respiro. La
cantidad de carbón que alojaba el furgón, daba para un día de explotación.
Como
no podía ser de otra manera, siguiendo la tradición decimonónica de los
concesionarios del ferrocarril, también se disponía de un coche salón,
lujosamente decorado, para la dirección del ferrocarril. Este último fue
adquirido empresa externa sin que tengamos constancia de cual.
Llegamos
a finales de mayo, principios de junio de 1860 y diversas reuniones entre la
compañía y las autoridades portuarias, crean el reglamento de circulación por
el interior del Puerto. En esta ocasión no se plantean problemas debido a la
Real Orden que daba prioridad sobre cualquier otro ferrocarril dentro del Puerto.
Colocada
casi toda la vía a mediados de agosto, se inician las pruebas con las
locomotoras y vagones con carga, las pruebas son satisfactorias y a finales de
mes, con la vía completamente terminada comienzan a transportar balastro para
la vía.
Superposición de dos imágenes aéreas de la
posición de las canteras el Puig.
A En
agosto de 1860 las canteras del Puig ya se encuentran operativas y acopiando
material, habiéndose ejecutado las tareas propias del lugar, al pie de la
cantera se explanaron 30.000 metros cuadrados en los cuales se instalaron 30 vías
en seis grupos de cinco. Cada grupo daba a una plataforma giratoria de la cual partía
un ramal de empalme a la vía principal. Estas plataformas no podían dar la
vuelta completa ya que parte del material remolcado eran volquetes laterales y
con ello evitaban el giro accidental de uno de ellos. Figura 4.
Figura 4. Detalle de la playa de vías de
las canteras del Puig.
Los
medios empleados para la carga de grandes masas eran doce grúas movibles de dos
pescantes con capacidad de 14 toneladas montadas sobre un chasis de vigas de
palastro y apoyado este sobre dos, podríamos llamar primitivos bojes que
corrían por dos vías paralelas al pie de la cantera. Los ripios y piedra menuda
se cargaban directamente del pie de la cantera a las vagonetas, para lo cual
había habilitado unos muelles de carga enrasados a la altura de las vagonetas,
los cuales con el tiempo se saturaban de tierra y pequeñas piedras, haciendo
laborioso su limpieza. Ver figura 5.
Figura 5.Foto de 1.867, perteneciente a la
cantera del Puig y conectada por vía férrea directa al Puerto de Valencia.
Las
vías de las grúas estaban separadas 2,925 metros (Figura 6) entre sí con lo que
se ganaba estabilidad a la hora de moverse, siendo la tracción humana, lo que
denota los pesares del trabajo que se debieron sufrir en la cantera. También
era de tracción humana el recorrido de las vagonetas cargadas desde el pie de
la cantera hasta las giratorias donde las caballerías eran las encargadas de montar
las composiciones de trenes, tarea fácil.
Figura 6. Detalle de las grúas y del pie de cantera.
A
las brigadas de caballería correspondía también el movimiento de las vagonetas
vacías, así que las locomotoras solamente tenían que dejar los vacios y coger
los llenos en las agujas de entrada, dejando a la mano humana desde las
giratorias hasta las vías de las grúas.
A
medida que el pie de cantera avanzaba, las vías paralelas de las grúas se
corrían a la par, así como las vías de carga que venían desde las giratorias,
realizándose esta tarea en festivo y sin afectar a la marcha de la cantera. La
Cantera contaba con taller de herrería y carpintería, almacén, polvorín,
cuadras, cantina, horno para cocer pan pabellones para dirección, sobrestantes,
estación de telégrafo de la línea y un pequeño hospital donde por desgracia se
asistía con demasiada habitualidad los accidentes laborales.
En
septiembre de 1860 las canteras del Puig ya producían al máximo con la intención
de acopiar y el 6 de septiembre recibieron la visita de D. Augusto Debergué,
jefe del proyecto, junto a la prensa local, en el viaje de pruebas. En este
viaje la traza en había tramos aun sin balastro, motivo que no hizo recalcar
las bondades de la línea a la prensa local.
A lo
largo de la línea había casillas de guardas repartidas por ella y más o menos a
la mitad de la línea había un apartadero de trescientos metros con una estación
telegráfica y habitación para dos guardas más una gura hidráulica para poder
hacer frente a imprevistos del servicio además de almacén de carbón y grasas.
Este apartadero estaba a unos quinientos metros de la actual Port Saplaya en
sentido Valencia El Puig. El sistema telegráfico era del tipo Breguet mejorado
y se acopió material de sobra para comunicar hasta la zona de descarga desde el
Grao.
En
la zona del Puerto, sobre octubre de 1860, la línea de ferrocarril interior es
apartada a un lado para instalar la de las canteras del Puig, prevaleciendo la
preferencia de esta ultima por Real Orden. Las autoridades portuarias
intentaron negar la tracción vapor en el interior del Puerto con la escusa de
los posibles incendios, sin embargo la Real Orden comentada y las
predisposiciones adoptadas por la compañía, hicieron que depusieran su actitud.
A finales del mismo mes, D. Augusto Debergué ordena dejar de usar cocke en las
locomotoras y usar carbón vegetal. Un
ingenioso y novedoso sistema apaga llamas en las locomotoras, que venía de
serie desde Manchester, impedía que estas expulsasen chispas o brasas
encendidas al exterior.
El
25 de noviembre de 1860 queda inaugurada la línea, con gran fastuosidad propia
de las inauguraciones de la época, sin extendernos más, solo decir que la banda
de música del Cuerpo de Artillería, iba en un vagón por delante de la
locomotora, durante el recorrido del Grao a El Puig. Sin comentarios. Ya
inaugurada, probada y operativa, comienzan los trabajos de transporte por
ferrocarril de piedras desde las canteras del Puig hasta el Puerto.
Charles Blacker Vignoles |
Las
locomotoras solían arrastrar 16 vagones llenos a 15 kilómetros por hora y una
vez montados los trenes, estos discurrían por aproximadamente 16 kilómetros de vía
única, salvo el apartadero intermedio, de carril del tipo Vignoles de 28 kilos
por metro y de ancho ibérico, siendo las curvas y pendientes tan suaves que
casi podríamos despreciarlas, siendo el desnivel entre los dos puntos extremos
de la línea de 5,61 metros. Al atravesar terrenos de huerta, los innumerables
pasos de agua fueron salvados con un larguero apoyado sobre soleras y un
pequeño murete, siendo el único paso importante el del barranco del Carraixet.
Después
de cruzar la acequia de Vera atravesaba el barrio de la Malvarrosa hasta llegar
a una gran explanada en el grao, paralela a la playa, donde lo primero que se
encontraba la composición era la bascula estatal, donde se verificaba el peso
de cada vagón individualmente, empleando de 15 a 20 minutos. Esta operación
debía haberse realizado en la cantera, ya que entre las giratorias y la playa
de formación de composiciones, las caballerías no hubieran malgastado tanto
tiempo en el pesaje de la roca y así las locomotoras no sufrirían con la marcha
entrecortada que debe imprimir al tren en su proceso de pesaje en el Grao.
Figura 7. Zona de Bascula Estatal, entre el
Central de Aragón y la S.V.T. en 1935 en el Cabañal. En origen la primera línea, Canteras del
Puig, ocupaba los terrenos del Central de Aragón, al cual cedió, previo pago,
los terrenos.
Sin
embargo en Agosto de 1861 se instalo una doble vía en la zona de la báscula
para facilitar la operación, ver figura 7, siendo la finalidad doble, la de dar
paso a trenes vacíos hacia la cantera y la de, una vez pesado el tren, ponerse
la locomotora a cola del tren para pasar la composición a descarga.
En la siguiente toma podemos observar una rotonda de vagonetas utilizadas por este ferrocarril y ubicadas en la playa de vías que estamos tratando:
Desde la báscula
a mano izquierda quedaba una gran explanada usada para el acopio de roca y más
tarde para fabricación de bloques prefabricados y por la derecha seguía la vía
hacia una bifurcación triple, en esta a la izquierda, se accedía al espigón
norte del Puerto, muelle de levante y zona de descarga, al centro a los
talleres generales del Puerto y a la derecha se daba paso al acceso al espigón
sur del Puerto y a las cocheras del ferrocarril, a las cuales se accedía por
dos placas giratorias, ver figura 8.
Figura 8. La estación de la S.V.T.es muy
posterior al periodo que nos ocupa, aun así sirva de referencia en este plano de 1935 de la zona Norte del Puerto de Valencia.
Recordemos
que la composición enfilaba el acceso norte, con la locomotora a cola para
realizar la descarga. Este proceso era bien simple ya que en el muelle o
escollera, se ramificaba la traza en tres vías, la central se reservaba para la
formación de composiciones vacías y las exteriores para el estacionamiento de
composiciones cargadas a la espera de la descarga. Figura 9.
Figura 9. Escollera del Puerto con
descargadores tipping.
Cuando
un vagón realizaba la descarga, se trasladaba de las vías exteriores a la
central para formar un tren vacio a través del desplazamiento lateral por un
carro transportador de sistema Dunn. Figuras 10 y 11.
Figura 10. Sistema de raíles en las vías 1,2
y 3 del descargadero donde se apoyaba la plataforma sistema Dunn.
Figura 11. Plataforma sistema Dunn para el
desplazamiento lateral de vagones en el descargadero.
Una grúa
de catorce toneladas y dos de ocho toneladas eran las encargadas en vías paralelas
a las tres mencionadas de colocar las piedras de grandes dimensiones en la cara
que daba al mar, ya que la interior se rellenaba con ripios y volquetes
laterales. Figura 12.
Figura 12. Grúa de 14 toneladas de origen
ingles, usada tanto en la cantera como en los descargaderos del Puerto.
La descarga se realizaba en las vías 1 y 3, o
sea las exteriores y se realizaba por un sistema completamente manual, práctico
y sin demasiado esfuerzo. La locomotora desenganchaba la composición cargada en
las vías exteriores, recogía la composición vacía de la vía central y salía
para la cantera, quedando a su paso los talleres, donde si algún vagón quedaba
estropeado se desenganchaba de cola, donde previamente lo habían enganchado los
operarios del descargador.
Los
vagones con descarga lateral solían descargar en la vía que daba a la cara
interior del Puerto y la vía exterior se reservaba para las vagonetas con
grandes rocas siendo las grúas las encargadas de su colocación. De todas formas
en ambas vías, al final de ellas más concretamente, se emplazaban los dos
descargaderos denominados tipping, ver
figura 13, el cual consistía en dos
vigas de hierro formadas por carriles doblados, bien unidos a la base. Por su
propio peso las vagonetas, las cuales eran empujadas hasta el tipping a mano,
ayudadas por un cierto desnivel dejado a propósito, hacían que el tipping se volcase y frontalmente
descargase su carga de piedras, normalmente ripios o menuda o grandes según el
caso.
Figura 13. Sistema descargador tipping con vagoneta ordinaria sobre él.
Una
vez descargada la piedra, el tipping retornaba a la horizontalidad a la
vagoneta la cual era conducida a través de las plataformas sistema Dunn a la vía
central a la espera de una locomotora que lo retornase a la cantera.
Cuando
la sucesiva descarga de vagonetas por un tipping,
hacía que los bloques salieran a la superficie, una de las grúas arreglaba
el piso enfrente de él para regularizar la superficie y reinstalar el tipping, los metros que se hubieran
ganado al mar. El hueco se suplía con nuevos carriles y toda la instalación se
desplazaba según los avances de los descargadores. Como puede observar el
lector el sistema era práctico y eficiente, pudiéndose descargar hasta 80 o 100
vagonetas diarias con muy poco personal.
Para
solventar el problema marítimo que representaba el saliente del muelle de
levante, la compañía ideo un faro provisional de luz roja, que monto sobre un
vagón que avanzaba junto a los descargaderos.
Perspectiva del puerto donde se puede
apreciar una composición de vagones con descarga lateral y el vagón faro.
Los
trabajos se desarrollaban a buen ritmo y
en la memoria de 1861, se indicaba de en el ejercicio, habían sido arrojados al
mar 2.198,423 quintales de roca, habiendo ganado al mar en el muelle de
levante, 372 pies y extraído por dragas, 15.495,040 pies cúbicos de arena del
fondo del lecho marino. Las previsiones eran excelentes siendo las previsiones
tan optimistas que se acuñó una moneda conmemorativa de oro en conmemoración de
la buena marcha de las obras.
Las
obras continuaron, no sin algún problema debido a los temporales mediterráneos y
en enero de 1874 estando presentes los comisionados de la Diputación
Provincial, la Junta Consultora y la Sociedad de Crédito Valenciano, se firmó
el acta de recepción de las obras del Puerto.
Aquí
termina la historia de la Sociedad de Crédito Valenciano con las obras del Puerto,
la cual genero el Ferrocarril de las Canteras del Puig, sin embargo este
ferrocarril aun sobrevivió hasta la década de los 70 del siglo XX ya bajo la gestión
de Renfe, donde aun se podían ver circulaciones por al lado del Chalet de
Blasco Ibáñez, pero eso en próximos capítulos…
en las ampliaciones del puerto de Valencia ejecutadas en los años 20 aun se usaban las tecnologías y sistemas expuestos en este post tal y como se puede observar en las dos fotografías siguientes:
Incluimos un plano parcial de
la traza desde la acequia de Vera hasta el Puerto donde se puede apreciar el espectáculo ferroviario de estar presente en semejante playa de vías con tres concesiones en dos anchos de vía diferente trabajando al unisono. Los planos son de la década de 1930, sirvan como referencia de la traza.
ZONA MALVARROSA
ZONA CABAÑAL
TRAZADO COMPLETO
Un artículo muy, muy bueno.
ResponderEliminarChigory
Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarDiscrepo en los nombres de las locomotoras, al menos una se llamaba Romeu; es posible que se incorporara algun ejemplar más. En cuanto a los vagones, además de vagonetas hubo vagones de bordes bajos adquiridos hacia 1900. Este ferrocarril no solo transportaba piedra, atendia a las fábricas Broseta y Ballester, en el Cabañal.
ResponderEliminarHola Anonimo, la fabrica de Broseta la servia Renfe y la de carbones Ballesteros desde la epoca de Norte, no lo incluyo al igual que los vagones de bordes ya que el relato termina en 1874, posteriormente es tema de un siguiente post con la vida y muerte de esta linea.
EliminarEspecto al nombre de las locomotoras me puedes indicar la fuente para adjuntarla al post?
Saludos
Paco
Durante la Gerra Civil, mi bisabuelo vivia en una casa del apartadero en el arenal del actual Port Saplaya y era el encargado de los suministros necesarios para las locomotoras (Agua, Carbón, etc) Allí nació mi abuela y siete hermanos más. Mi abuela comentaba que tenian un refugio antiaereo excabado en la arena y con el techo de railes de tren y que corrian a esconderse cuando venian los aviones nacionales basados en Mallorca a bombardear el puerto y Valencia. No he podido ver ninguna foto de estas instalaciones.
ResponderEliminarYo tampoco las he encontrado, las fotos, pero donde tu indicas, es la estación intermedia así que puedes presuir de descendiente de ferroviarios "de pura cepa". Lo del refugio era habitualen las estaciones e instalaciones ferroviaria en la guerra civil.
ResponderEliminarSegún contaba un hermano de mi madre, cuando desmantelarón la via, dejarón caer el puente del barranco del Carraixet. Allí debe estar todavía.
ResponderEliminarHe visto que pone: las montañas de El Puig de Santa María son las últimas estribaciones de la Sierra de Espadán. Ahí discrepo y espero que no moleste. Son las últimas estribaciones de la sierra Calderona. Gracias.
ResponderEliminarPara nada molestia, estas en lo cierto
EliminarMuy buen artículo, vivo en El Puig y me ha encantado.
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